Niños de padres separados

Para ningún niño es una situación fácil saber que un día sus padres no vivirán más juntos, lo cual implica que  ya no los tendrá a todas horas cerca de él.

Antes de los 5 años pueden aparecer molestias físicas como resultado de la ausencia de uno de sus progenitores. Si es un niño más grande, es posible que lo invadan ideas de culpabilidad o comience a traer bajas calificaciones. Y en la adolescencia, muchos jóvenes muestran una hipermadurez, que los hace cargar sobre sus espaldas responsabilidades ajenas.

Después de la separación, los padres necesitan estar en continua comunicación para no descuidar las necesidades básicas de sus niños y llegar a un acuerdo sobre las normas de conducta que su pequeño deberá mantener, aún cuando esté fuera de casa.

Los pequeños deben tener claro que no son los culpables de este distanciamiento y que seguirán recibiendo el mismo amor de sus padres aunque la convivencia familiar del día a día haya terminado.

A pesar de la situación es mejor no irnos hacia el otro extremo y 'evitar la sobreprotección'. Es comprensible llenar de afecto a nuestros hijos, pero siempre bajo un sano equilibrio. Los malos comportamientos siempre deben ser corregidos.