¿Verdad que parecen troncos de madera? Pues bien, en realidad son cojines (unos cojines bastante grandes, todo sea dicho de paso). Y por si alguien lo duda: no, no es un castor, sino un adorable bebé que, la verdad, parece dispuesto a darle un buen bocado a la madera... perdón, cojín.
Estos objetos pueden darle un toque muy especial a la decoración de nuestros hogares, recomendable especialmente para familias apasionadas por la naturaleza. Para quienes buscan cojines más corrientes mejor abstenerse.
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