¿Por qué sonríen los bebés? Un reciente estudio descubre todas las claves

La sonrisa de un bebé es quizá el regalo más preciado para una madre. Ese mágico momento no sólo te invade de felicidad, sino que sólo con recordar una carcajada o un momento divertido para tu bebé te arranca una sonrisa.

Este acto reflejo tan buscado por los padres, ese momento especial ha sido analizado por el portal  www.babylaughter.net, que ha estudiado a 1.400 padres de 25 países diferentes. Las conclusiones sirven para entender mejor el desarrollo cognitivo humano y además ha profundizado en patologías como el autismo y el Síndrome de Down.

Estas son algunas de las claves que se han observado para saber cómo y por qué ríen los bebés.

1.  Cosquillas. Activan ciertos puntos nerviosos y según el estudio de Addyman, las cosquillas también tienen como base el contacto físico. Es una de las maneras más fáciles de hacer reír a un bebé.
2. Espejo. Una de las prácticas más habituales para la estimulación de los peques es  ponerlos frente a un espejo . Su reflejo suele causarles la risa. Lo curioso de este experimento es que el bebé no siente que el reflejo es suyo. Precisamente, lo que le arranca la carcajada es creer que alguien que hace exactamente lo mismo que él.
3. Splash. Durante el baño habrás comprobado que uno de los momentos de mayor satisfacción para el bebé es cuando el niño moja todo el baño mientras se parte de risa. El estudio de Addyman relaciona este momento con la atención total que el bebé logra en ese momento.
4. Cucú. El juego que más risas provoca en los niños en todo el mundo. En el anglosajón, por ejemplo, es conocido como peek-a-boo y la base es la misma. Uno se esconde tras las manos y al volver a mostrarse, el niño se muere de la risa. Ese momento que le provoca una sorpresa es el que le provoca risa.
5. Sonajeros y otros cachivaches. Todo instrumento que haga un ruido repetitivo y cascabelero provoca risa en el pequeño. Escucha un sonido que no entiende, que se repite y que no tiene explicación posible.
6. Peluches. Según advierte Addyman, los niños se ríen ante el absurdo, algo que hacemos también los adultos. Un peluche, es decir, un animal que no tiene vida es algo que no tiene sentido, aunque nos hayamos acostumbrado.