La telefonía móvil entre los más pequeños

Los niños imitan todo lo que hacen los adultos. Es por esto que en los últimos años ha surgido la tendencia entre los más pequeños a tener un teléfono móvil o celular porque sus padres también lo tienen. Pero el teléfono no es un juguete y por eso debemos andar con cuidado cuando lo toquetean porque pueden romperlo, hacer llamadas o conectarse a internet. Es más, hay muchos niños de temprana edad que desean tener su propio teléfono, con lo que el problema se agrava. Algunos padres solventan esta situación regalándoles teléfonos de juguete y de colores llamativos, aunque  los niños, siempre tan astutos, saben distinguirlos de los auténticos.

Las empresas han aprovechado la situación para dirigir los teléfonos móviles a los más pequeños. Saben que muchos padres caen en la tentación de responder a las plegarias de sus hijos dándoles lo que quieren, de manera que un niño ya puede tener su propio teléfono. Así pues, son un auténtico filón para las compañías.

Con el fin de protegerlos, recientemente el gobierno francés anunció que está preparando una nueva ley que impedirá la publicidad dirigida a niños de menos 12 años de edad. Además, el proyecto de ley intenta ilegalizar la venta de teléfonos diseñados para ser utilizados por niños de 6 años o incluso menos.

Debemos tener en cuenta que, además de la banalización de este objeto, tampoco es positivo que el niño tenga fácil acceso a un móvil por los problemas de salud que acarrea. Existen estudios que hablan de los riesgos de radiación a los que se expone el cráneo por estar tan próximo al móvil. Desde Finlandia se ha recomendado limitar el uso de los teléfonos móviles por parte de los niños, mientras que el gobierno del Reino Unido ha emitido una recomendación parecida.

La telefonía móvil puede (y recalcamos el puede) producir efectos nocivos a largo plazo. Expertos en ondas electromagnéticas explican que es conveniente «usar el móvil en espacios abiertos, sin apoyarse en paredes, no acercarse el teléfono al oído hasta que contesten y no dejarlo cerca mientras se duerme». Este consejo sirve tanto para adultos como para niños y concretamente para todos aquellos que acostumbran a dormir con el teléfono bajo la almohada.