La importancia del DNI



El DNI es uno de esos objetos que normalmente nos acompaña todos los días, nos acordemos o no de él. Los niños, en cambio, no suelen darle mayor importancia y rara vez lo llevan consigo. Es importante que lo tengan, que sepan qué función cumple y, a modo de curiosidad, la trayectoria histórica del mismo.

El Documento Nacional de Identidad, o DNI, que es como generalmente nos referimos a ello, es, valga la redundancia, un documento que acredita la identidad de una persona, señalando su nombre y apellidos, lugar de nacimiento, etc. Si un agente del orden lo requiere puede solicitar tu DNI para comprobar quién eres, por lo que es de obligatorio cumplimiento llevarlo siempre encima.

En el caso de los menores de edad es un poco distinto ya que solo han de tenerlo desde que cumplen los catorce años, aunque se puede solicitar desde los tres meses de edad. En todo caso, si vas a realizar un viaje en avión es conveniente que tu hijo tenga el DNI para evitar cualquier tipo de problema. Más vale prevenir que curar. Si se trata de un viaje en avión pero en territorio español, supongamos que la península a Canarias, no es obligatorio que el niño lleve su DNI. En este caso lo que se tiene que hacer es poner el DNI del adulto que les acompaña junto al billete del avión. Lo que sí te pueden pedir es el libro de familia donde aparecen los datos del pequeño y de los padres. De hecho, es muy corriente que te lo pidan.

Puedes obtener el DNI en la oficina de la Policía Nacional más cercana, ya sea pidiendo cita previa o yendo directamente el día que desees, si bien recomendamos la primera opción para evitar las larguísimas colas y esperas. Recuerda llevar una fotografía reciente en color; no te preocupes por cuántas hay que llevar porque hoy en día el proceso es informático y se digitaliza la foto, de manera que con que lleves una ya es bastante. Ojo, en la fotografía no puede llevar camiseta de tirantes y la camisa o camiseta que lleves no ha de ser de color blanco. No olvides tampoco el certificado de nacimiento del niño y el certificado de empadronamiento. Aunque resulte obvio decirlo, el DNI tendrá que recogerlo los padres o el tutor del pequeño.

Leyendas urbanas y curiosidades

En torno al DNI han surgido una serie de rumores que se han difundido y se han convertido en auténticas leyendas urbanas. La más conocida es la del numerito que, según dicen, indica el número de personas que se llaman y apellidan igual que tú; en realidad no es más que un dígito de control. Otra es que se puede heredar el DNI de una persona fallecida, pero de nuevo esto no es cierto.

Por otra parte, la historia del DNI está llena de curiosidades. ¿Sabías que Francisco Franco tiene el número 1? Se autodesignó para el estreno de este documento en 1951. Los dos siguientes pertenecen a su mujer e hija, respectivamente. En cambio, del cuarto al noveno han quedado vacante, y a partir de ahí del 10 al 99 están reservados a los miembros de la Familia Real. Eso sí, el número 13 fue anulado por una simple cuestión de superstición.

Medida de control

En España estamos acostumbrados a tener el DNI, pero en otros países un documento de estas características es visto como algo intrusivo. De hecho, si atendemos a su origen, el DNI fue creado durante la dictadura franquista con el fin de tener controlada la sociedad española, tenerla catalogada e identificada. Por saber sabían incluso el estatus económico: los grandes potentados y los caciques rurales, los que tenían menos caudales y posesiones más modestas, y los que eran tan míseros que no tenían que pagar las tasas del DNI.

Este tipo de documento es corriente en países hispanos, pero no en los anglosajones, donde es considerado un objeto propio del fascismo. Es por esto que en Estados Unidos no tienen un documento como este, por lo que si es necesario se requiere del permiso de conducir. El cual, por cierto, ni tan siquiera es igual entre los cincuenta estados que conforma aquel país. De hecho, una de las ideas que en los últimos tiempos han tenido las administraciones norteamericanas es la de homogeneizar el carné de conducir para que haga la función de tarjeta de identidad.

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